De la regulación a la realidad: el desafío urgente de gobernar la Inteligencia Artificial en 2026 

La Unión Europea avanza hacia una nueva etapa en la regulación de la Inteligencia Artificial (IA), orientada a garantizar su desarrollo y aplicación bajo principios de seguridad, transparencia y responsabilidad. Este marco normativo no constituye únicamente un conjunto de obligaciones jurídicas: define un modelo de gobernanza tecnológica que situará la confianza verificable como eje central de la competitividad empresarial en Europa. 

El próximo 2 de agosto de 2026 marca un hito relevante (puedes ver en este enlace el calendario de aplicación con las fechas clave) En esa fecha entrarán en vigor los requisitos aplicables a los sistemas de IA de alto riesgo establecidos por el Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial (AI Act). La norma fija obligaciones de cumplimiento técnico, organizativo y documental que transformarán la manera en que las organizaciones diseñan, validan y operan sus sistemas de IA. 

Este proceso se ve reforzado por la reciente Apply AI Strategy publicada por la Comisión Europea el 8 de octubre de 2025 junto con la “AI in Science Strategy”— que moviliza recursos financieros (≈ €1 000 millones) y define un plan de acción para acelerar la adopción de la IA en sectores prioritarios como salud, energía, movilidad, manufactura, construcción, agroalimentario, defensa, comunicaciones y cultura, y para apoyar de modo específico a las pymes. 

El objetivo no es limitar el progreso tecnológico, sino garantizar que su despliegue se realice con fiabilidad, trazabilidad y supervisión efectiva. 

En este nuevo contexto, las organizaciones que utilicen sistemas de IA en procesos críticos deberán abordar de manera integrada tres dimensiones fundamentales: 

  • Validación robusta de los sistemas, que permita verificar su comportamiento y precisión bajo condiciones reales y escenarios de riesgo. 
  • Control operacional transversal, articulado entre las funciones de tecnología, cumplimiento normativo y asesoría legal, con procesos de supervisión continuos. 
  • Gobernanza estratégica de la IA, concebida como una decisión corporativa y no únicamente técnica, orientada a determinar qué sistemas pueden ser automatizados, bajo qué parámetros y con qué garantías. 

El incumplimiento de estas obligaciones no solo implica sanciones económicas que pueden alcanzar los 35 millones de euros o el 7% de la facturación global anual, sino también impactos reputacionales y operativos derivados de incidentes en sistemas considerados de alto riesgo (salud, finanzas, recursos humanos o infraestructuras críticas, entre otros). 

A día de hoy, el grado de madurez organizativa es heterogéneo. Algunas empresas han avanzado en la creación de estructuras de gobernanza de la IA y en la integración de procesos de control interno. Sin embargo, en muchos casos persiste una fragmentación entre las áreas técnicas, jurídicas y de negocio, lo que dificulta una visión unificada del riesgo y limita la capacidad de respuesta ante los nuevos requisitos regulatorios. 

Frente a este escenario, resulta prioritario transitar de un enfoque reactivo a una estrategia de acción planificada. Las organizaciones pueden iniciar este proceso mediante las siguientes líneas de actuación: 

  • Inventariar los sistemas de IA existentes, identificando su alcance, nivel de criticidad, datos implicados y responsables funcionales. 
  • Clasificar los casos de uso según su nivel de riesgo, estableciendo criterios claros para su evaluación, despliegue en producción y seguimiento post lanzamiento. 
  • Aprovechar las infraestructuras de IA y los centros de experiencia europeos, conectándose a la red de innovación digital de la UE para acceder a testbeds, hubs de IA y alianzas sectoriales. 
  • Implementar metodologías de validación end-to-end, con pruebas exhaustivas, análisis de vulnerabilidades y supervisión humana documentada y trazabilidad completa. 
  • Definir un modelo de gobernanza integral, que conecte las decisiones de negocio con los controles técnicos y las responsabilidades legales asegurando que la IA se aplique conforme a la estrategia corporativa y al marco normativo. 
  • Adoptar una política de mejora continua, que garantice la actualización permanente de modelos, procesos y documentación conforme a los estándares del AI Act. 

Europa está configurando un marco donde la IA responsable será sinónimo de competitividad sostenible. Las organizaciones que inicien hoy este proceso no solo estarán preparadas para cumplir con las exigencias regulatorias de 2026, sino también para consolidar su posición de liderazgo en un entorno donde la confianza tecnológica será el principal activo diferenciador. 

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